Lo opuesto a la
incertidumbre no es la certeza; es presencia. En lugar de imaginar un futuro aterrador y
desconocido, podemos centrar nuestra atención en nuestra respiración. A
partir de ahí, podemos comprobar con nosotros mismos. Cada vez que nos
lavamos las manos, por ejemplo, podríamos preguntarnos: ¿Cómo estás en este momento?
Observe qué emociones está sintiendo y en qué parte de su
cuerpo siente esas emociones. Aporta curiosidad y aceptación a su
experiencia.
Incluso cuando parece que todo está fuera de nuestro
control, aún podemos controlar a qué le prestamos atención. Podemos
desactivar nuestras alertas para evitar que las noticias o las redes sociales
secuestren nuestra conciencia. Podemos abandonar nuestras preocupaciones y
fantasías negativas prestando atención a lo que realmente está sucediendo en
nuestro mundo interior, ahora mismo, aquí en el presente.
Prestar atención a lo que está sucediendo dentro de usted, evita que una realidad externa de mierda determine su verdad interna.
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